Cuando pensamos en accesibilidad, pensamos primero en las personas con discapacidad. Para ellos, la accesibilidad es un requisito fundamental para poder participar con plenitud en su vida diaria. Mejorar la accesibilidad trae consigo una mayor calidad de vida; crea más independencia y una mayor inclusión social. También conduce a una mejor salud y puede resultar en un ahorro de costes en varias áreas.
La accesibilidad, brinda a las personas con discapacidad la oportunidad de vivir de manera independiente dentro de la comunidad, lo que conlleva a una menor demanda de servicios especiales y, por lo tanto, brinda beneficios económicos a todos los miembros de la sociedad.
Un segundo gran grupo de beneficiarios son las personas mayores. También se benefician enormemente de un entorno accesible, porque con el aumento de la edad, suelen surgir molestias físicas y ciertas discapacidades, como son: la pérdida de audición, pérdida de visión, dificultades de movilidad, entre otras.
El hecho de que este grupo sea aún más importante en el futuro debido al cambio demográfico es un aspecto esencial que otorga una particular importancia al fomento de la accesibilidad. En un entorno accesible, las personas mayores pueden cuidarse a sí mismas y vivir de forma independiente durante mucho más tiempo. La accesibilidad apoya el envejecimiento activo y, por lo tanto, ayuda a reducir la carga del trabajo de cuidados y el coste de los servicios de cuidado de personas mayores en beneficio de la sociedad.
Otros grupos a considerar dentro de los beneficiarios de la accesibilidad, son los niños o padres con niños, mujeres embarazadas, personas con restricciones físicas temporales, personas con equipaje, personas con carritos o bolsas de compra, personas realizando mudanzas, entregas y recepciones de mercancía en hogares, carga y descarga de proveedores en comercios, y un largo etcétera. La accesibilidad nos ayuda a todos a afrontar mejor la vida diaria, en última instancia: ¡Nos beneficia a todos!
Aparte del hecho de que cada uno de nosotros puede encontrarse, temporal o permanentemente en alguna de las situaciones descritas, también es una limitación para las personas con o sin discapacidad no poder comunicarse con personas a las que la accesibilidad les es imprescindible. En las actividades de ocio, culturales, y deportivas, la mejora de la accesibilidad permite que más personas participen activamente en la sociedad y disfruten con sus amigos y familiares. También conducirá a una mejor salud para los partícipes, reduciendo así la demanda de servicios de salud.
Asimismo, en el ámbito del empleo y la contratación, tiene una serie de beneficios para la sociedad, entre ellos, proporcionar a las empresas un grupo más amplio de talentos, reducir la dependencia de las personas con discapacidad del bienestar social y garantizar que un mayor número de personas contribuya activamente con la sociedad.
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A veces, cuando se piensa en accesibilidad lo primero que se nos viene a la cabeza es una persona en silla de ruedas y una rampa para salvar unas escaleras. Sin embargo, ni nos quedamos en la accesibilidad física ni en la vida cotidiana. La plena inclusión de las personas con discapacidad, implica que los criterios de diseño universal lleguen a todas partes, a la vida cotidiana, a los trabajos, al ocio, a la cultura, etc…
Si pensamos en ocio y trabajo, encontramos la actividad generada por el turismo de congresos. Tras la pandemia se vuelve a retomar la presencialidad de las ferias y congresos. Es el momento en que los organizadores han de tener en cuenta la accesibilidad no sólo de los recintos sino de todos los aspectos a la hora de poner en marcha un evento de este tipo.
Se trata de pensar en la cadena de valor para conseguir que en ningún momento haya un problema y cualquier persona pueda disfrutar del congreso desde el momento en que decide ir hasta que regresa a su lugar de origen, como si de cualquier otro tipo de viaje se tratase, independientemente de sus capacidades. La información sobre el congreso, el transporte, los trayectos entre el medio de transporte y los distintos lugares a los que asistan los congresistas, los alojamientos, la sede del congreso, los restaurantes y las actividades derivadas del congreso, todo ello ha de ser tenido en cuenta desde el punto de vista de la accesibilidad.
Y por supuesto, no podemos olvidar la formación en atención a personas con discapacidad y la profesionalización de este aspecto. La experiencia del congresista será perfecta, cuando no perciba ninguna distinción entre los que tienen o no discapacidad respecto a la accesibilidad en las actividades, como hemos mencionado antes y en la atención recibida por los profesionales de la sede del congreso o de cualquiera de los lugares a los que asista durante el evento.
Recomendamos la publicación de Predif, en colaboración con Fundación ACS y Fundación ONCE, Manual para la organización de congresos y ferias para todos. Donde se ofrece a los profesionales las herramientas necesarias para gestionar todos los aspectos mencionados teniendo en cuenta a todas las personas.
E invitamos a todos a