Contexto actual de la telemedicina y teleconsulta
La telemedicina ha llegado para quedarse y ya no se asocia exclusivamente a la superación de barreras geográficas. El estado de alarma, decretado como consecuencia de la pandemia provocada por el coronavirus, ha propiciado una serie de ajustes en el ámbito de la atención sanitaria que ha hecho que los recursos tecnológicos cobren protagonismo.
De hecho, aunque la telemedicina no está todavía asentada ni integrada en los procedimientos habituales de las organizaciones hospitalarias, muchos médicos se han visto obligados a atender consultas médicas virtualmente. Esto ha sido posible gracias a que algunas aplicaciones han alcanzado madurez y han demostrado su utilidad.
Sin embargo, la accesibilidad sigue siendo un tema pendiente. Muchas de esas consultas se han hecho sin tener en cuenta las necesidades de las personas. Un colectivo particularmente afectado son las personas sordas que tienen dificultades para comunicarse a través de sistemas de videollamadas bien sea porque necesitan subtítulos o el interlocutor no sabe lengua de signos. Otro colectivo son aquellas personas con dificultades de habla.
Alguna de las recomendaciones, además de la interpretación a lengua de signos o subtitulado, son que los documentos digitales y las plataformas utilizadas sean accesibles con lector de pantalla. También es muy útil que la documentación esté disponible en Lectura Fácil o lenguaje sencillo para personas que tengan discapacidad intelectual o alguna dificultad lectora.
La accesibilidad en el ámbito sanitario ha sido y es una asignatura pendiente como así se detectó en el informe “Accesibilidad e innovación social en la atención sanitaria. Las TIC como facilitador para un uso eficiente de la sanidad”. La accesibilidad es una de las claves para el presente y futuro de la telemedicina. Ello incluye, no solo los recursos tecnológicos, sino también a profesionales de la salud, las agencias evaluadoras de tecnologías sanitarias y pacientes. Estos colectivos deben trabajar de forma conjunta para establecer los estándares tecnológicos para todas las personas, de manera que se eliminen las barreras de accesibilidad y conseguir mantener y fortalecer la esencia de la relación médico-paciente.