En las universidades, por ley todos sus «espacios virtuales, servicios, procedimientos y el suministro de información» tendrán que ser accesibles para todas las personas, «de forma que no se impida a ningún miembro de la comunidad universitaria, por razón de discapacidad, el ejercicio de su derecho a ingresar, desplazarse, permanecer, comunicarse, obtener información u otros de análoga significación en condiciones reales y efectivas de igualdad», indica la normativa.
Además, las universidades españolas tienen que garantizar la accesibilidad de sus herramientas y formatos para que los estudiantes con discapacidad cuenten con «las mismas condiciones y oportunidades» en su formación y acceso a la información. Esto incluye a sus «páginas web y medios electrónicos» que facilitan la descarga de información a personas con discapacidad.
Para los ciudadanos de a pie no hay ningún tipo de obligación legal en materia de accesibilidad pero los expertos subrayan que cualquier persona puede aportar su granito de arena en la accesibilidad de los contenidos de una página web. Por ejemplo, en el contenido que comparte en las redes sociales.
Esquiva indica que redes sociales como Instagram, LinkedIn o Facebook permiten etiquetar las fotografías que se suben. Para que estas publicaciones puedan ser leídas por las herramientas de apoyo, como lectores de pantalla o líneas de braille, las etiquetas que usemos han de ser coherentes, breves y guardar relación con la fotografía. «Hay que describirla como si estuvieses mandando un mensaje a un amigo, describiendo justo lo que estás viendo», recalca.
A la hora de publicar vídeos, es importante incluir un audio que complemente la información que muestran las imágenes. Por ejemplo, una empresa que sube un video con música no lo va a poder interpretar una persona con discapacidad visual. Pilar Soret, directora de desarrollo de negocio en ILUNION Accesibilidad, empresa especializada en esta materia, indica que también es importante que los usuarios «se hagan eco» de las webs que no sean accesibles y les remitan a los criterios establecidos. «Hay mucho desconocimiento por parte de las empresas», sostiene Soret.
Fuente: SERVIMEDIA