“Si Podemos hacer accesible el espacio, podemos hacer accesible cualquier espacio”, es el lema de la misión AstroAccess, una iniciativa que vio la luz hace un año en EEUU y que desarrolla ciencia para conseguir que personas con discapacidad puedan convertirse en astronautas.
El espacio es la siguiente frontera, a día de hoy tan sólo unos pocos exploradores se han aventurado por encima de la línea de Kármán (100 km de altitud), que marca la división entre La Tierra y el resto del universo. Sin embargo, esto está cambiando deprisa; gracias al abaratamiento en los costes de operación y al aumento de la fiabilidad de los vehículos lanzadores, compañías privadas como Blue Origin o Virgin Galactic ya realizan vuelos comerciales por encima de la estratosfera, posibilitando que cada vez más personas tengan la oportunidad de viajar al espacio sin ser astronautas profesionales. Es sólo el comienzo. La democratización del espacio ha llegado.
“El espacio no está ahí para un país o civilización, el espacio es para toda la humanidad. Tarde o temprano, el acceso al espacio será general, y los vehículos, hábitats y procedimientos que se empleen deberán estar concebidos bajo los estándares del diseño universal, para todas las personas, incluyendo aquellas con cualquier tipo de discapacidad”, afirma Gabriel Barroso de María, ingeniero toledano de treinta y nueve años, que lleva trabajando catorce años en AIRBUS DEFENCE AND SPACE y que aglutina centenares de horas de vuelo en aviación ligera, a pesar de ser usuario de silla de ruedas debido a una lesión medular.
José Luis de Augusto Gil también cuenta con una dilatada experiencia en AIRBUS DEFENCE AND SPACE como ingeniero de ensayos en vuelo; el sevillano de treinta y nueve años es además piloto comercial e instructor de vuelo, y fue preseleccionado dentro del programa “Parastronautas” de la Agencia Espacial Europea. “En el espacio cualquier persona es una persona con discapacidad”, comenta. José Luis utiliza igualmente una silla de ruedas tras un accidente durante un vuelo de prueba en 2015. “En ingravidez no hacen falta sillas para moverse”, concluye.
José Luis y Gabriel son dos apasionados de la aviación y el espacio, miembros ambos de Las Sillas Voladoras, asociación que fomenta la actividad aeronáutica para personas con discapacidad. No dudaron en presentarse como candidatos a este proyecto, y resultaron entre los veinticuatro finalistas escogidos entre aplicantes de todo el mundo. La Misión AstroAccess realizará experimentos en gravedad cero durante vuelos en el avión Zero-G. José Luis fue seleccionado para ser uno de los doce tripulantes del vuelo, los llamados Embajadores, que llevarán a cabo los experimentos en un entorno real de ingravidez, mientras que Gabriel estará a cargo de liderar uno de los experimentos y el plan de vuelo desde tierra.
Cualquier actividad humana en el espacio es un desafío, pero a base de investigación se han logrado soluciones que permiten a seres humanos vivir permanentemente fuera de nuestro planeta. El proyecto AstroAccess desarrolla conocimiento técnico no sólo para que las personas con discapacidad puedan viajar al espacio, sino que sus resultados contribuyen de manera directa al conjunto de la carrera espacial. No en vano, en el proyecto se han involucrado científicos de entidades como la Universidad de Standford, el Instituto tecnológico de Massachussets (MIT) o la NASA.
Este será el segundo vuelo del proyecto, tras el éxito inaugural meses atrás, en el que personas con distintos tipos de discapacidades pudieron experimentar la sensación de flotar en el aire y de recabar datos para futuros ensayos. El vuelo de 2022 está planificado para diciembre en Houston, Texas, desde donde, próximo al Centro Espacial Johnson, despegará el Boeing 727 G-Force One, una aeronave especialmente dedicada a generar gravedad cero en su interior realizando una serie de maniobras en forma de parábola. Están previstas unas veinte parábolas que otorgarán alrededor de diez minutos de ingravidez, durante los cuales se probarán varios experimentos actualmente en desarrollo por los equipos de AstroAccess.
La Tierra es la cuna de la humanidad, pero la humanidad no puede estar siempre en la cuna”, exponía el mítico Carl Sagan en una de sus más célebres frases. La supervivencia de nuestra especie está inevitablemente ligada a nuestra capacidad de progreso.
Fuente: Sillas Voladoras