Plataforma para el impulso de la accesibilidad universal

Covid-19 exige reinventar el concepto de Movilidad

La movilidad es esencial para todas las personas. Se trata de una necesidad fundamental, independientemente si es para llegar al trabajo, visitar a un médico, participar en la vida pública, realizar actividades de ocio o vacaciones. Por supuesto, esto también se aplica a personas con discapacidad. La situación de confinamiento impuesta como resultado de la pandemia, ha puesto de manifiesto lo que supone no tener garantizada la movilidad personal. Ello ha tenido un impacto significativo en la autonomía de muchas personas con y sin discapacidad y en su participación social. Esta situación también está suponiendo un desafío sin precedentes. Tras el esfuerzo colectivo del confinamiento para aplanar la curva del coronavirus, ahora la atención está en la reapertura de la economía y existe la incertidumbre de no saber qué es lo que viene. No se sabe qué parámetros marcarán la vuelta a los estándares de movilidad requeridos ni qué aspectos se deben considerar, teniendo en cuenta la experiencia vivida con la pandemia. ¿Se establecerá como canon de medida el metro y medio? Sin lugar a dudas, las ciudades tendrán que reestructurarse para evitar nuevos contagios. Por tanto, muchas de las medidas de seguridad impuestas con dicho fin seguirán vigentes por algún tiempo. Por ejemplo, no habrá las aglomeraciones urbanas de la antigua normalidad. Será una sociedad más espaciada, más higienizada y reacia a las multitudes. Todavía es demasiado pronto para saber cuál será la huella exacta de la Covid-19. Lo que sí se sabe es que este nuevo reto exige que nadie se quede atrás y que todas las personas tengan garantizada su movilidad. También se debe asegurar que las medidas de distanciamiento físico no se confundan con un distanciamiento social y que se termine dejando fuera a colectivos vulnerables. El nuevo modelo de movilidad debe ayudar a prevenir y combatir el aislamiento, y a garantizar el derecho de todas las personas a una vida independiente y totalmente inclusiva en la comunidad.

Cómo el coronavirus ha cambiado la vida de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo

¿Cómo ha cambiado la vida de las personas con discapacidad intelectual y sus familias? ¿Y su educación? ¿Usan la tecnología? ¿Qué pasa con las que viven en las residencias? ¿Qué ha ocurrido con su empleo, teletrabajan? ¿Cuál es la situación de las mujeres con discapacidad? ¿Y de las personas con discapacidad intelectual que están en la cárcel? Plena inclusión España ha creado un material en lectura fácil que da una visión global de cómo el COVID-19 ha afectado a la vida de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo –que incluye a personas con trastorno del espectro autista y personas con parálisis cerebral- y sus familias, profesionales y voluntariado. El material revisa la situación de forma breve en diferentes campos: accesibilidad, centros penitenciarios, educación, empleo, entidades, mujer, residencias o tecnología, entre otros. Las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo también sufren el coronavirus. Sabemos que más de 150 han muerto en las residencias de Plena inclusión. Otras personas han perdido a familiares y también conocemos casos de personas que han sobrevivido a la enfermedad. La mayoría acudía a actividades de organizaciones y en la comunidad que ahora no pueden hacer. Son ellas y sus familias las que ahora se responsabilizan de continuar con las actividades que antes hacían gracias a las organizaciones en la comunidad o en sus centros. Por ejemplo, la educación es uno de los asuntos preocupantes que aborda el material. Los centros educativos han cerrado, pero envían tarea para realizar en casa a través de herramientas tecnológicas. La falta de accesibilidad de la tecnología y la escasez de recursos de las familias con personas con discapacidad intelectual provocan que muchas de estas personas se estén quedando aún más excluidas en la educación. El material puede ser útil para dar una visión global de la situación a las propias personas con discapacidad intelectual y sus familias, pero también para sensibilizar a la sociedad. Fuente: PLENA INCLUSIÓN
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