La accesibilidad es uno de los principales retos que tiene por delante la transformación digital para conseguir que verdaderamente beneficie a todas las personas. Empezó a aplicarse en el desarrollo de páginas web pero ahora alcanza también a aplicaciones y dispositivos. Impulsar la accesibilidad es el gran desafío de toda la sociedad para una verdadera inclusión de este ecosistema.
La aplicación de la accesibilidad no sólo garantiza y facilita el uso a personas con discapacidad, sino también a otros colectivos como personas mayores e incluso jóvenes con menos habilidades digitales. Por lo tanto, beneficia a todo el mundo y agiliza el avance transversal de la tecnología.
En el caso de la accesibilidad web, puede definirse como la disciplina que permite que cualquier persona pueda navegar por un sitio. Cuando una página web está diseñada, desarrollada y editada de dichos criterios, todos los usuarios -incluidas las personas con discapacidad- tienen garantizado su acceso a la información.
Esto comprende el etiquetado de las palabras, los títulos de las páginas, los encabezados, los gráficos, los enlaces, las tablas y los formularios. Su disposición es determinante para que los dispositivos de tecnología asistida, como los lectores de pantallas automáticos, ayuden a circular por Internet.
Por ley, la administración pública, las universidades y algunas empresas (como bancos, empresas de electricidad, de agua o servicios de transporte, entre otras) están obligadas a proporcionar su contenido web de forma accesible. Sin embargo, todos los ciudadanos pueden aportar su granito de arena en la accesibilidad de la web, por ejemplo, al compartir contenido en las redes sociales.
Fuente: SERVIMEDIA