Los parques infantiles inclusivos como microespacios lúdicos y de diversión en la ciudad. Parte 1

23 diciembre, 2022

Columpios con asientos en distintos diseños de uso individual o grupal.

El desafío de diseñar ciudades sostenibles y habitables para todas las personas se convierte en un gran reto cuando nos centramos en los niños.

Los parques infantiles inclusivos, en los que se considera la diversidad y se crean con criterios de accesibilidad y diseño para todos, no solo los usan los niños y las niñas con o sin discapacidad, también sus familiares y acompañantes con o sin discapacidad, ya que su composición permite el acceso y uso de todos los juegos y columpios de la forma más segura, natural y autónoma posible, independientemente de sus capacidades y de los productos de apoyo que utilicen, como sillas de ruedas, andadores, muletas, etc. Estos parques resultan más divertidos, innovadores y seguros. Además, si desde pequeños los niños y niñas conviven con la discapacidad y la ven con normalidad, la inclusión formará parte de sus vidas para siempre.

Claves para considerar un parque infantil inclusivo:

  • Ubicación: accesibilidad exterior e interior: El parque infantil debe estar ubicado en un lugar accesible, con al menos un itinerario peatonal accesible que lo conecte con los viales próximos y las plazas de estacionamiento reservado, y estará correctamente señalizado. Es importante conocer la afluencia prevista tanto de usuarios como de acompañantes y conocer la orientación y las condiciones climáticas para posibilitar sombras y controlar el viento y las corrientes. En el interior se cumplirá la accesibilidad según los criterios técnicos marcados en la normativa vigente, relativos a la entrada, itinerarios peatonales, zonas de mobiliario y espacios de juego. No existirán resaltes ni diferencia de nivel entre las áreas de juego y las áreas circundantes para permitir el libre movimiento tanto a niños y niñas y acompañantes con ayudas para la movilidad. Será necesario conocer los servicios cercanos existentes, así como la infraestructura disponible para instalación de iluminación, sistema de riego, disposición de fuentes de agua potable y otros elementos.
  • Utilización de los elementos naturales: Es importante considerar la vegetación para proporcionar riqueza visual, táctil, auditiva y olfativa, además ayudará a la mejora de la calidad del aire, al control climático, creando sombras en las zonas de estancia y en las zonas soleadas y protección contra el viento. Se recomienda considerar la incorporación de jardines sensoriales que estimulen los sentidos, así como aprovechar el factor educativo por la información que reciben los niños y las niñas al observar los cambios de las plantas. La vegetación también puede ayudar a conseguir zonas acústicamente más confortables donde determinadas personas (usuarias de audífonos, con fonofobia, etc.) se sientan más cómodos. Por otro lado, el propio terreno puede proporcionar experiencias dinámicas y favorecer las habilidades espaciales de los niños, por lo que puede ser una buena propuesta aprovechar la topografía del terreno con sus desniveles y accidentes para crear pendientes por las que el niño pueda rodar, gatear, escalar o arrastrarse. Al jugar en el suelo los niños están al mismo nivel, es más fácil el contacto visual y se sienten más seguros. Y, por último, posibilitar el juego con el agua y la arena estimula la creatividad de los pequeños, por lo que se considerará un arenero y una fuente o arroyo.
  • Evitar segregación por edades y tamaños: El parque debe ser un lugar en el que cualquier persona pueda jugar y disfrutar con independencia de su edad, tamaño o constitución. El espacio, los juegos y columpios y el mobiliario deben garantizar que nadie se sienta discriminado por no coincidir con la ergonomía o dimensiones estándar. Todos los recursos y elementos existentes deben permitir a todos los usuarios y usuarias participar y jugar según sus gustos, necesidades y capacidades, para lo que se incorporarán equipos con diferentes valores de juego y varios niveles de desafío para que cada niño elija su mejor opción, huyendo de la segregación y de los conflictos en el uso que generan los columpios de uso exclusivo a niños con alguna discapacidad. Se puede considerar la incorporación de elementos de juego de personas mayores, así como la incorporación de otros sectores de la población a disfrutar y ejercitarse al aire libre. La interacción entre distintas generaciones de personas, desde edad temprana hasta la tercera edad, proporciona una experiencia social más rica y diversa.
  • La seguridad y el uso de los pavimentos: La seguridad de los niños y las niñas es lo primero, por lo que se garantizará que cada componente cumpla con la normativa europea UNE-EN 1176 (Requisitos generales sobre seguridad infantil). Los niños/as deben jugar con riesgo controlado y seguros. En cuanto a los pavimentos, serán accesibles, duros, estables, antideslizantes en seco y mojado, sin piezas ni elementos sueltos. La colocación y mantenimiento del pavimento será continua y con ausencia de resaltes y otros obstáculos. No se admite la utilización de tierras sueltas, grava o arena, pavimentos que no aseguran la accesibilidad. Los pavimentos utilizados en las zonas de seguridad de los elementos de juego serán accesibles independientemente del nivel de amortiguación que necesiten por la normativa de seguridad. Se recomienda el contraste cromático con la utilización de distintos colores para la diferenciación de las zonas de juego y espacios de circulación, como ayuda a la orientación espacial. El pavimento es el elemento que más ha preocupado en los últimos tiempos, sobre todo en lo referente a la seguridad, priorizando los suelos anti impacto que amortiguan la caída, primero con la loseta de caucho reciclado y posteriormente con el pavimento continuo del mismo material en distintos colores y diseños, para diferenciar las distintas zonas y facilitar la orientación y localización a los niños y niñas con resto visual.

Fuente: NAN ARQUITECTURA