¿Cómo ha afectado la pandemia al turismo accesible?
La gran mayoría de las personas viajan, ya sea por trabajo, ocio, o ver a familiares que viven lejos. Las personas con discapacidad no son diferentes, también tienen trabajo, quieren disfrutar de su ocio y tienen a sus familias lejos. Por ello, un gran porcentaje quiere y tiene que viajar, independientemente de sus capacidades.
Se ha hablado muchas veces que para que un viaje sea totalmente accesible, ha de serlo en todos los elementos que lo conforman. Se necesita que la cadena de valor del turismo no sufra desperfectos en ninguno de sus eslabones. Es decir, desde que el turista piensa el viaje, lo contrata, viaja, llega al lugar de destino, se aloja, realiza actividades de ocio y/o trabajo (restaurantes, cines, centros comerciales, centros de reuniones, centros de congresos, actividades al aire libre, etc.) y finalmente regresa a su lugar de residencia.
Pero, ¿Qué ocurre ahora? Si ya de por sí, es complicado tener una experiencia turística totalmente accesible, ¿a qué nos enfrentamos en la situación de pandemia en que vivimos? Por necesidades sanitarias se establecen nuevos protocolos para poner en marcha el turismo de una manera segura. ¿Dónde queda entonces la accesibilidad? Los empresarios del sector turístico quieren reabrir sus negocios y se les pide que lo hagan de manera que se garantice la salud de sus clientes. Pero nadie les dice que tengan en cuenta la accesibilidad ni cómo hacerlo en el caso de que lo tengan en consideración.
Si antes de la pandemia, ya se habían eliminado muchas barreras, hay que evitar que estos obstáculos u otros nuevos surjan y terminen dificultando el acceso al turismo a este segmento de la población.
La Organización Mundial del Turismo, en colaboración con la Fundación ONCE y la Red Europea de Turismo Accesible, ENAT, ha desarrollado unas recomendaciones con el objetivo de ayudar a los profesionales de la industria turística en los ajustes necesarios de los nuevos protocolos sanitarios teniendo en cuenta la accesibilidad.
De este modo, los empresarios al tomar las medidas sanitarias exigidas para ofrecer a sus clientes sus negocios de una forma segura, sabrán cómo hacerlo sin cerrar sus puertas a las personas con discapacidad.
Estas recomendaciones engloban la información, el transporte, alojamientos, bares y restaurantes y las actividades dentro del destino turístico, es decir, tienen en cuenta toda la cadena de valor del turismo.
Además, siguen principios de lógica. Formación de personal, garantizar la seguridad, espacios, etc., que son válidos haya o no pandemia porque facilitan el uso y disfrute de los servicios por todas las personas. Es la manera de conseguir que, siguiendo los principios del diseño universal, los productos y servicios turísticos sean para todas las personas. Desde el inicio, desde el momento de crearlos. Así sin necesidad de adaptaciones posteriores, todas las personas, independientemente de sus capacidades podrán viajar con total seguridad.
No olvidemos que la accesibilidad es un distintivo de calidad. Por tanto, un turismo que garantice la accesibilidad en todos sus elementos, será un turismo de calidad.